Actualizada el Domingo, 22 Diciembre, 2013 22:53
   
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Hola de nuevo, mis queridos Juntaletras:

Pongo en vuestro conocimiento que hoy, víspera de la Lotería, ha quedado terminado el boletín nº 1 de la Asociación AULACOR, cuya portada os adjunto.

Los más de tres mil laborales de esta web, recibiréis un correo incluyendo el boletín en formato pdf.
Si alguien no lo recibe es porque tengo mal su email. Ruego me lo hagáis llegar a jaolmo@laboraldecordoba.es.

Este boletín pretende salir cada dos meses (o antes) conteniendo las últimas noticias de la familia laboral.

Lo elabora la vilipendiada Junta Directiva -a la que pertenezco- con vuestras aportaciones. Está abierto a sugerencias que podéis enviar a directiva@aulacor.es.

Os animo a formar parte de la Asociación. El boletín de inscripción está en este ENLACE. Ya somos más de 200 socios y estamos creciendo.
Espero que sea de vuestro agrado.

Os deseo a todos Felices Fiestas y que podamos estar aquí de nuevo, el año que viene por estas fechas.

Un saludo

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AÑO VII   N' 33.   22 de Diciembre de 2013

Amalia Muñoz Rodríguez:



Miguel Torrijos González

Con las vivencias que dan los recuerdos en la UNI,  deseo a todos los laborales y familia: ¡¡FELIZ NAVIDAD¡¡

Juan Ruiz González cuelga una nueva entrada en su blog Lunes de luna llena con el título

                      Orwell, 1984

 Como una torrentera. Los ojos, azul de gato sorprendido. Claros hasta aguarse tras la pupila enferma. La nariz, infinita. La piel, reseca por el alcohol aprehendido en su vida ronca. Tiene el diccionario como almohada. Y un suspiro tras el sonido de cada cuerda de guitarra. Alto, pero encorvado por la edad que le apresa a un pasado que revive cada cuanto tiempo transcurrido. La soledad como abrigo de invierno.


 
Te das cuén

 
Sube la luz


 
Nube

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EL RECIBO DE LA LUZ SUBIRÁ MÁS DE UN 11% EN ENERO

Antonio Bravo Céliz obsequia la familia laboral con este relato titulado:

                                        El foso del huérfano

Ha pasado el tiempo, el necesario para verme aquí, donde todos nos movemos lentamente al desamor, resignados a nuestro final, mientras se ocupan de nosotros extraños y extrañas jóvenes, gentes uniformadas y circunspectas, para quienes solo somos trabajo. Y es en estas circunstancias o, tal vez por eso, porque son, precisamente, estas circunstancias y no otras, que recuerdo a Liberto Expósito.

El pasado es un azaroso encuentro que debe dejarse correr, pues nuestra demora –por breve que sea esta dilación - nos convertirá penosamente en su amarga carnaza. Con más frecuencia de la que imaginamos, la memoria es un justo olvido. Fuimos jóvenes y en aquel tiempo la mera posibilidad de las cosas adquiría, a veces, rango de certeza.

Liberto apareció en mi vida una tarde de primavera adelantada. Lo vi, por primera vez, sentado en su portal cuando yo me asomaba al mío con mi merienda, un trozo de pan con aceite y sal. Liberto tenía una piel demacrada, como si padeciera del hígado y un mirar esquivo y lejano en sus ojos gruesos y prominentes como dos huevos duros.


 
         

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