Actualizada el Miércoles, 1 Marzo, 2017 10:49
   
CARTA DE FEBRERO

A nuestras gentes amigas de Nueva Esperanza y del Bajo Lempa:

Domingo 05 febrero 2016

Varios amigos y amigas, lejanos en el espacio aunque próximos en lo personal de ellos y nuestro, me han indicado su interés porque les envíe cartas de la comunidad –y de la zona y del país incluidos ahí- para seguir de cerca en lo posible nuestra trayectoria presente. Aquellas cartas escritas, enviadas y recibidas durante años, como las golondrinas de Bécquer, no volverán. Pero en atención a tan cálidas amistades voy a intentar trasladar algo de nuestra situación de aquí.

Digo que no volverán a ser como aquellas anteriores porque han perdido un elemento vivo de los primeros tiempos: la ingenuidad. La creencia que la vida era tal como se mostraba entre nosotros, fresca y abierta para quien quisiera beber de ella, ha desaparecido ya de nuestro horizonte. Eran como cartas de infancia y adolescencia… hasta que se pierde la virginidad. Ya entonces las cosas dejan de verse como antes, se miran de otra manera.

La violencia de estos últimos años ha sido la fuerza de choque contra la realidad que se metido en nuestras casas y nuestros corazones. Ahora prevalece la precaución, la observancia de posibles otras situaciones dentro de las que se presentan cada día. Y también el cuidado en expresar lo que uno/una ve o conoce. Se mira con atención con quien hablas, el tono de voz que empleas, posibles otros oyentes. Y también lo que escribes. Más teniendo en cuenta que nuestra pequeña vida encerrada en una laptop  puede ser observada y aprovechada por otras miradas que desconocemos.

altar por los cinco ejecutados en octubre

Estas palabras iniciales son descriptivas de la situación personal y social en que vivimos. Es mi primer mensaje para todos nuestros amigos y amigas que nos quieran escuchar, en este caso leer. Quiero decir que son algo más que una presentación de una carta o de la justificación por qué la ausencia de ellas en un período ya algo prolongado. Ya reflejan la realidad que vivimos, aunque en estratos algo profundos.
Después de la catástrofe social que supusieron las cinco muertes violentas y con gran lujo de gravedad en su realización, como ya conocen, sucedidas el 6 de octubre pasado, la comunidad Nueva Esperanza se ha rehecho de aquel trauma colectivo y personal. Ya, a partir de enero, las mujeres que tenía problemas para dormir por aquel motivo se han recuperado en su sueño diario. Aunque hay muchachas más jóvenes que todavía no lo han superado y tienen que colocar su cama en la habitación de sus padres. Los varones permanecemos todavía con el semblante adusto, como de tristeza profunda, aunque ya las conversaciones y las acciones incorporan elementos de alegría, aunque sea por sacarnos fuera el fardo de pesar y asombro interior por lo sucedido aquella noche trágica.

Y a todo esto de quienes permanecemos aquí, la desbandada, -como de una bandada de pájaros asustados que levantan vuelo por un sonido fuerte cercano-, de decenas de personas, jóvenes y niñas/niños en su mayoría, que se fueron. Se marcharon al país del Norte de urgencia o a otros países cercanos del Sur de Centroamérica. Y también a otras partes de este paisito aunque tuvieran allí otros problemas de la misma violencia. Todavía en estos días salieron los/las últimos y se encuentran en la puerta para alcanzar su destino al norte de México. Así se halla una embarazada de siete meses con su niña de cuatro años, por citar un ejemplo. Y todos sabemos los enormes cambios actuales, de estos días presentes, sobre la población migrante del  país del Norte al que nos referimos.

Con el comienzo del año cronológico reciente, en enero, en El Salvador se inicia también el año escolar y académico. Nuestra comunidad está muy metida en ello por los centros de estudio que mantiene abiertos: centro infantil, centro escolar (escuela) e instituto (bachillerato). A los tres llegan alumnos y alumnas de otras comunidades próximas o lejanas, gracias al sistema de transporte escolar y preescolar gratuito que se mantiene desde hace muchos años. Hemos podido levantar la deserción escolar que creció en los cursos anteriores y recuperar a buen número de jóvenes y niños/niñas que habían abandonado los estudios.

En todo el país en conjunto ha disminuido las inscripciones o matriculas iniciales. Hay familias que prefieren mantener a sus hijos e hijas en casa por su seguridad antes que enviarlos a un centro de estudios. Los años 2015 y 2016 han sido tremendos en este asunto de la violencia relacionado sobre todo con la población joven. Pero este año 2017, tras los planes de seguridad implementados por el gobierno el año pasado, parece que se han moderado las cosas y la tranquilidad reina en muchos ambientes de El Salvador. En nuestro Bajo Lempa de Usulután así sucede. En las eucaristías que celebro en varios lugares de la zona es frecuente escuchar agradecimiento a Dios por esta tranquilidad que vivimos, que hacia al menos dos o tres años, según los sitios, que carecíamos de ella.

La participación en los estudios formales es quizá el mejor antídoto para evitar que niños, niñas y jóvenes caigan el  mundo de las pandillas o maras, del cual en la práctica si ingresan ya no pueden salir. Pero hay otros métodos también y les puedo asegurar que todos nos esforzamos en ellos: familias, centros de estudios de todas las edades, policía, directivas de comunidades, asociaciones de apoyo y solidaridad nacionales e internacionales, iglesias, en fin, todos estamos abocados, cada quien en su lugar de acción a profundizar estrategias y prácticas de paz y convivencia. Yo mismo me encuentro metido en algunas de ellas.

cosecha de maíz cooperativa 2016

La cooperativa de Nueva Esperanza sigue fuerte en medio de las tormentas económicas y sociales y también políticas nacionales. Escribir de ello supondría al menos una carta por sí sola. Permítanme que lo deje sólo así en mención.

Pero sepan que tenemos una de nuestras fortalezas más firmes en esta unión de la vida entre comunitaria y familiar de nuestro sistema económico y organizativo. De manera que  en esto sí hemos logrado un sueño que nos trajo aquí desde el principio: vivir en comunidad. Y de esto ya van para 26 años. A mí me ha tocado ser ese vigilante que avisa de los peligros o desvíos que pueden haber en este caminar, tal como el profeta Ezequiel nos anuncia y he actuado y hoy mismo que les escribo me corresponde actuar de esa manera. Claro, las formas son diversas: en ocasiones es voz para toda la comunidad o bien en casi secreto. La vida en comunidad es un plus, un algo más a la vida personal y familiar de enorme valor, tanto afectivo como efectivo.

De mi vida personal varios ya saben bastante; otras, otros, algo menos. Ya les he hablado que esto es para mí como un monasterio abierto. Que es como un paraíso en pequeño. Que integro la vida mía humana con la de la comunidad y también con la de los seres vivientes, animales y plantas, que nos acompañan en esta sociedad rural agrícola-ganadera. Y que en lo más profundo puedo disfrutar de ese gran regalo que es vivir la vida escondida con Jesús en Dios –el apóstol Pablo hablaba de “con Cristo en Dios” refiriéndose él al Crucificado-Resucitado-. ¿Y que más les voy a decir de mí entonces? Pues así soy feliz.

colegiales a su llegada a la escuela N Esperanza en transporte escolar grtuito

Y a través de este sistema de internet sigo al día la situación mundial, que ha sido siempre  una de mis principales ocupaciones y delicias. Hace unos días nos reunimos unas treinta gentes de aquí, varones y mujeres, para platicar sobre el acontecimiento Trump, que vivimos también entre nosotros sobre todo por la cuestión de la migración que tanto y tan directo nos afecta, pero además en cuanto significa un cambio muy importante en el acontecer mundial actual. Todos quedaron satisfechos y con ánimo de realizar otro encuentro pronto. No sé si la haremos abierta a todos, pues cambiaría un tanto su plan de realización. Esto ha sido de un día para otro entre un grupo de amigos ampliado. Veremos. Hay un pequeño equipo en esto.

Espero que todas y todos tengan buen ánimo y los mejores cariños entre su gente querida.
Cuídense y hasta la próxima.
Su  hermano y amigo Angel AQ  

 
 

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